Para entender la situación que hoy estremece al mundo por las imágenes impactantes y videos devastadores que empezaron a circular, es necesario remontarse al 7 de octubre de 2001, cuando el en aquel entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush lanzó la operación "Libertad Duradera" habiendo transcurrido con anterioridad los atentados del 11 de septiembre que dejaron cerca de 3. 000 víctimas mortales en Estados Unidos.
En aquella época, el régimen fundamentalista talibán se hallaba con el poder desde 1996 y Osama Bin Laden, líder de Al Qaida, se encontraba bajo su amparo, pero los talibanes se negaban a entregarlo.
Así, Bush advirtió que tenía la intención de llevar a los líderes de Al Qaeda ante la justicia, y añadió: “Y ahora los talibanes pagarán el precio”.
Una vez en Afganistán, las tropas estadounidenses lograron derrocar rápidamente al gobierno talibán y aplastaron sus fuerzas de combate.
Posterior a ello Estados Unidos y la OTAN intentaron reconstruir un Estado fallido gastando miles de millones, Se instaló así un “gobierno prooccidental”. Se construyeron nuevas escuelas, hospitales e instalaciones públicas, y las miles de niñas que fueron excluidas de la educación bajo el poder de los talibanes pudieron tener acceso a la misma. Y las mujeres, recluidas obligatoriamente en casa, empezaron a formar parte de la vida pública del país afgano.
En 2009 bajo el Gobierno de Barack Obama en Estados Unidos se desplegaron miles de tropas, y a pesar de ello, “los talibanes siguieron fortaleciéndose e infligieron bajas significativas a las fuerzas de seguridad afganas a pesar del poder de combate y los ataques aéreos estadounidenses”.
Para mayo de 2011 Osama Bin Laden fue abatido en un complejo de Abbottabad, Pakistán, por parte de un equipo SEAL de la Armada estadounidense.
Para junio de aquel año, el entonces primer mandatario, Obama, anunció que comenzaría retirando las fuerzas estadounidenses y que ponía la responsabilidad de la seguridad en manos de los afganos en 2014. El 31 de diciembre del mismo año Obama puso fin a las operaciones de combate y pasó a entrenar y ayudar a las fuerzas de seguridad afganas.
Casi tres años después, el nuevo mandatario estadounidense, Donald Trump expresó que, aunque en un inicio había querido retirar todas las tropas, seguiría con la guerra. Pues enfatizó en que “cualquier retirada de tropas se basaría en las condiciones de combate, no en plazos predeterminados”.
Nos acercamos a la actualidad, en febrero de 2020, el gobierno de Trump firmó un acuerdo con los talibanes en el que constaba la salida de todas las fuerzas estadounidenses de Afganistán para el 1 de mayo de 2021, no obstante, el actual presidente, Joe Biden extendió ese plazo. A cambio, los talibanes se resposabilizaban a cortar lazos con grupos terroristas como Al Qaeda y la filial del Estado Islámico en Afganistán, a menguar la aspereza y a negociar con el gobierno afgano respaldado por Estados Unidos.
A la par que iniciaba de manera oficial la partida de los últimos 2.500 soldados estadounidenses y los 7.000 de la OTAN en mayo de 2021, estallaban al sur de Afganistán enfrentamientos entre los talibanes y el ejército afgano. Mientras que, al norte, los talibanes conquistaron el distrito de Burka, provincia de Baghlan.
Y la historia se repetía, como ocurrió años atrás, en cada espacio que Estados Unidos liberaba, pasaba a ser ocupado por los talibanes. De manera que las tropas de la OTAN y Estados Unidos se retiraban de la base aérea de Bagram, la más grande de Afganistán para el 2 de julio pasado. Y para el 6 de agosto, ese decir, en menos de un mes, los talibanes ya habían tomado su primera capital provincial, Zaranj (suroeste) y el 8 de agosto, Kunduz, la gran ciudad del norte.
Empezaron Washington y Londres con el anuncio del envío de miles de soldados, pero sólo para evacuar a sus ciudadanos y sedes diplomáticas ante el avance del conflicto y la llegada talibán en tiempo récord a la capital, Kabul, el 12 de agosto.
Y era así, como la caída de Kabul marcaba el inicio del pánico que se desató en la capital afgana, en donde, como se ha virilizado en múltiples videos, se visualizan las desgarradoras escenas de miles de personas, quienes con la esperanza de poder huir, acudían al aeropuerto. En tanto los países occidentales anunciaban un plan para la evacuación de sus ciudadanos y de personas que se hallen bajo su protección.
Oficialmente el 16 de agosto del 2021, en la madrugada, la presencia estadounidense en Afganistán había culminado al retirar su bandera de la embajada en Kabul.