"La situación que se vive en tierra se ha trasladado al mar" dijo uno de los afectados que tuvo que picar a fondo sus motores para evitar el asalto de los piratas del agua.
Destacan que ellos arriesgan sus vidas en el Océano Pacífico y no existe la vigilancia de las lanchas Guardacostas ni de los helicópteros de la Armada Nacional.